Después de todos sus líos con la energía y la banca, el Gobierno de coalición del PSOE y Podemos,ha decidido ahora que lo más importante para ayudar a los ciudadanos es rebajar el precio de los alimentos de primera necesidad como el pan o la leche. Y se ha puesto manos a la obra reduciendo su IVA del 4 al 0% e incluyendo también rebajas del mismo impuesto del 10 al 5% para los aceites de oliva, de semillas y también las pastas.
Sin embargo, por el momento, no ha hecho todavía caso al Partido Popular, que le recomienda incluir la carne y el pescado entre los productos con rebajas impositivas, aunque tiempo al tiempo. No sería descartable que como otras veces termine finalmente por seguir sus consejos, pero solo cuando cuando sea necesario para adaptarse a una nueva coyuntura o realidad, según unas recientes palabras del propio presidente Pedro Sánchez.
Beneficios extraordinarios
Tampoco ha terminado el Gobierno por aceptar las tesis de sus socios de Podemos, al menos por ahora, lo que significa que puede estar al caer, que solicitaban un impuesto para los supermercados poniendo como ejemplo el de la banca y las eléctricas, para tratar de gravar lo que han dado en llamar "beneficios extraordinarios" y que se especuló que podrían llegar al 33%.
Al parecer, el ministro de Agricultura, Luis Planas, se ha tenido que emplear a fondo contra esta iniciativa de la vicepresidenta Yolanda Díaz y entre todos han vuelto a dejar a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) la casi imposible tarea de vigilar que estos establecimientos así como el resto de la distribución comercial española repercuta correctamente las bajadas del IVA de los alimentos.
También ha decidido entregar un cheque de 200 euros para ayudar en la cesta de la compra a las familias con rentas de hasta 27.000 euros, lo que se antoja poco para la mayor parte del resto de fuerzas políticas, sobre todo si se compara con el recientísimo bono cultural de 400 euros para jóvenes, exactamente el doble. Pero bueno, la cultura, si está bien dirigida, es realmente importante.
Límite al precio del alquiler
Asimismo, ha prolongado la moratoria en la suspensión de los desahucios y ampliado hasta el 31 de diciembre de 2023 el límite del 2% a la actualización anual de los contratos de alquiler. Eso sí, sin incluir ningún tipo de compensación a los arrendatarios como han hecho otros países como Portugal, lo que ya le están demandando las asociaciones de propietarios, por cierto, según cuentan, dirigidas por el exministro socialista y exalcalde de Barcelona, Joan Clos, como presidente de la Asociación de Propietarios de Vivienda en Alquiler (Asval).
Esta entidad ha anunciado que prepara un aluvión de reclamaciones patrimoniales contra el Estado por daños y perjuicios, ya que no se da a los propietarios ninguna compensación a cambio, como, sin embargo, sí se ha hecho, por ejemplo con los proveedores de energía.
Se trata en su conjunto de un nuevo paquete de medidas del Gobierno para responder a los problemas económicos derivados de la guerra en Ucrania, sobre todo la inflación, que incluye también una línea de ayudas directas de 660 millones de euros a los agricultores en compensación por el aumento del precio de los fertilizantes, así como bonificaciones del combustible a los sectores más afectados por su subida, como transportistas, agricultores, navieras y pescadores.
Bonificaciones
Sin embargo, la bonificación general de 20 céntimos por litro de carburante adoptada el pasado marzo y que habían podido disfrutar hasta ahora todos los españoles, por una vez y sin que sirva de precedente, sin jutificar nada ni hacer papeleos, se da por finalizada sin demasiadas explicaciones, eso sí, con muchos carburantes todavía por las nubes, como el gasóleo. Y esta medida además acaba de abrir una guerra comercial entre todas las empresas petroleras, que ya se están apresurando a anunciar rebajas.
Pedro Sánchez, en la presentación de este paquete de ayudas, enumeró más medidas como la rebaja de los impuestos de la electricidad y el gas, la extensión del bono social eléctrico, la creación de la tarifa de último recurso para las calderas comunitarias, la bonificación del combustible, la gratuidad de los abonos de cercanías y media distancia y hasta el refuerzo de las becas.
Crecen los ingresos
En un acto de marcado acento electoral tras el Consejo de Ministros, el presidente destacó el esfuerzo hecho para poder sacar adelante este paquete de ayudas, evaluado en torno a 15.000 millones, pero obviamente se olvido de explicar que la recaudación extra que obtendrá el Estado por la inflación va a superar este año los 30.000 millones adicionales. Que cosas.
Sánchez también defendió que los nuevos impuestos no son anacrónicos en el contexto europeo, ya que gobiernos de uno y otro signo los han puesto en marcha, y pidió a los grupos de la oposición, que han anunciado su intención de recurrirlos, que "reflexionen sobre sus intenciones, porque estos impuestos apuntalan una justicia fiscal que forma parte de los valores constitucionales".
Eso sí, lo dijo coincidiendo con el hecho de acabar de garantizarse una mayoría de su cuerda en el tribunal que vigila esos valores, tras una larga batalla de desgaste, lo que probablemente le ayudará a interpretar la Carta Magna como le venga en gana en el futuro inmediato.
Y como broche final, encarando el horizonte electoral y centrándose ya en la economía pura y dura recordó Sánchez la aprobación de los fondos europeos de recuperación, que ya han permitido que nuestro país haya recibido más de 31.000 millones, así como la adenda que supondrá otros 94.300 millones adicionales en préstamos y transferencias. Será por dinero.
Coyuntura electoral
Si hubiera que elegir una palabra para definir con la máxima exactitud este y otros programas de ayudas a la sociedad española, al margen de apreciaciones electoralistas, coyunturales y cosas por el estilo que ha denunciado la oposición, que "haberlas haylas", la más apropiada sería discrecional.
No se explican ni en serio ni en profundidad las prioridades y lo que hoy es vital, mañana deja de serlo. Se cambia de objetivos como de camisa y parecen decisiones muy improvisadas en su mayor parte, por supuesto, muchas de ellas por causa de la cohabitacion entre los dos partidos del Gobierno, pero eso no puede justificarlo todo.
Por hacernos algunas preguntas que seguro que todos nos hemos hecho alguna vez. Por qué el pan y la leche sí y la carne y el pescado no. Por qué a los supermercados no y a las petroleras o bancos sí. Por qué un cheque de comida de 200 euros y no de 400 o de más, por qué no puede compatibilizarse este con una pensión pequeña. Por qué mantener la moratoria en los deshaucios judiciales y sin embargo mantener congelados otro año los alquileres. Por qué seguir ayudando con 20 céntimos a transportistas, pescadores o agricultores y no a cualquier ciudadano que sencillamente necesite su coche para trabajar, que son legiones. Por qué complicarlo todo con solicitudes administrativas imposibles de cumplir y eternas en su tramitación, y que terminan perdiéndose, en lugar de optar por ayudas directas o deducciones en IRPF. Y muchas y muchas más preguntas que se le pueden ocurrir a cualquiera si se pone a ello.
Acción, reacción
Es evidente que todas estas medidas seguro que forman parte de un todo que nos ocultan, probablemente de una hoja de ruta encaminada a renovar la mayoría parlamentaria con el apoyo de los nacionalistas vascos y catalanes. Pero cuentan con tan alto grado de discrecionalidad que muchos españoles, sean del signo político que sean, empiezan a no entenderlas y a desentenderse de la acción del Gobierno. Podría ser como un nuevo pasotismo.
Quizás en el fondo sea todo mucho más sencillo y de lo que se trata es de acostumbrarse a una forma de vida más en precario, a salto de mata, de acción y reacción, muy poco previsible y con ocurrencias que no dejan espacio para una planificación rigurosa que es la que de verdad necesitan los países para encauzarse con un desarrollo económico sostenible y justo y en una estabilidad democrática.
Y encima, todo con un barniz sospechoso de peronismo, es decir, de ocupar todo el espacio disponible y arrinconar las ideologías, algo así como me pueden valer todas. Lo de Groucho Marx, no hay problema si no le gustan mis principios pues los cambio y ya está.
Toda esta discrecionalidad recuerda algunas veces a los antiguos ejércitos o mejor dicho a los malos ejércitos, aquellos de la banda de Pancho Villa. Aunque es seguro que las cosas ya no son así hoy en las Fuerzas Armadas Españolas al estar estas mucho más profesionalizadas, en un pasado no muy lejano cuando la mili era obligatoria y algunos fuimos soldados de reemplazo, todo se hacía porque sí, porque lo mando yo o generalmente por cojones, nunca había explicaciones para nada de lo que hubiera que hacer.
No hay reglas
Los que ya tenemos unos años e hicimos la mili casi cuando Primo de Rivera, es broma, seguro que recordamos esa sensación de inseguridad y de fragilidad que sentías cuando por una cosa que hacías un día te daban una medalla y te felicitaban, y al día siguiente exactamente por lo mismo, te arrestaban. Pero esas eran las reglas, que no había reglas.
Desde luego, vivir mucho tiempo bajo cualquier forma de discrecionalidad no creo que sea recomendable para ningun individuo, pero tampoco para ninguna nación, ni siquiera parece que sea rentable o democrático.
Vayamos a las definiciones de diccionario y de la web. Discrecional es cuando algo se deja a la discreción o prudencia de una persona o autoridad determinada y no está al cien por cien sometido a una regla o una norma, de forma que hay un margen para la elección. Peligro, pero bueno, asumible.
Muy cerca de la arbitrariedad
Por ello, podríamos definir la potestad discrecional como la facultad de elegir entre dos o más soluciones, válidas y legítimas todas ellas, aunque es fundamental que la decisión que se tome esté adecuadamente razonada y fundamentada, para no incurrir en arbitrariedad, que siempre está cerca, amenazando. Cuidado, que esto ya empieza a estar peor.
Una explicación todavía más clara, de corte netamente jurídico explicando lo cerca que están las dos palabras. La discrecionalidad frente a arbitrariedad, es que mientras que la primera es la facultad de actuar libremente cuando la ley lo permite, por no estar su actuación reglada y existir un margen de movimiento, la arbitrariedad es definida como el acto o proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes, dictado solo por la voluntad o el capricho. Aquí lo dejo y que cada uno piense lo que quiera.