Es el caso de sectores como los de la automoción, la fundición, el gas y los combustibles en mayor medida, pero, además, también los de la logística, el transporte y el sector alimentario.
Una posible solución, en palabras del máximo representante del Gobierno Vasco, estaría en una apuesta más en firme por dar un impulso las energías renovables e hidrógeno. En este sentido es importante recordar que Euskadi depende del exterior en el 90% de estos casos por lo que sería esencial tratar de crear energía en propio suelo vasco reconocen fuentes del ejecutivo.
De ahí que si esa apuesta por la energía renovable toma aceleración sería preciso acometer toda una serie de instalaciones (como, por ejemplo, parques eólicos o fotovoltaicos) y que estas estén listas cuanto antes. Para esto último, las decisiones administrativas están en el tejado del gobierno que preside Iñigo Urkullu.
Unas palabras ratificadas por su propia consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, que defendía que, además, de este impulso a las energías renovables se pusieran en marcha otra serie de iniciativas en la misma senda. Por ejemplo, que desde la Unión Europea se tomaran medidas entre las que se contemplara el desligar el precio de la electricidad del del gas.
Un panorama menos optimista
Como era de esperar, desde el Gobierno Vasco se han mostrado menos optimistas en lo que a la recuperación de la economía vasca se refiere… que ya había sido seriamente azotada (como tantas otras) como consecuencia de estos dos años de pandemia. Y es que tanto el precio de la energía como la crisis de los suministros ya se dejan notar afectando de manera estructural a la economía del País Vasco.
Lejos quedan ya unas previsiones anteriores que hablaban del segundo semestre del año como el de la recuperación tras la alerta sanitaria mundial. Unas noticias positivas que sobre todo se iban dando con la reducción del IPC y la contención del precio de la energía, además de por la llegada de los fondos europeos que iban a permitir la aceleración satisfactoria de la economía de la Comunidad Autónoma.
Por ello y mientras esta situación dure, desde el ejecutivo autonómico, en palabras de Tapia, ya defienden la necesidad de retrasar para otro momento más halagüeño el debate fiscal, además de mantener las políticas expansivas del gasto público con autorización al endeudamiento. Decisiones que confirman que la recuperación económica quizá no se refleje hasta más allá del año 2023.