El proceso está cogiendo una enorme intensidad en los últimos días. Miles y miles de gestores que se habían visto abocados a buscar en la renta variable las rentabilidades que les negaba la fija con los tipos al 0% y los bancos centrales regando de liquidez los mercados, vuelven ahora su mirada hacia el enorme universo de los bonos, que empieza a recuperar la normalidad. El movimiento, que está lleno de curvas, es imparable.
La gran señal ha sido el repunte de la rentabilidad del bono estadounidense a 10 años por encima del 3%. A este nivel, el activo de renta fija más líquido del planeta empieza a competir muy seriamente con el dividendo de las empresas cotizadas. Por ejemplo, la rentabilidad por dividendo esperada para este año en el Dow Jones y en el S&P 500 se sitúa en el 2% y en el 1,5% respectivamente. Cifras que explican muy bien los últimos episodios de debilidad en Wall Street.
"Hemos hecho acopio de liquidez en el primer trimestre y ahora nos encontramos ante una oportunidad única de volver a entrar en renta fija a tipos cada vez más atractivos", señalan en una gran gestora nacional que está en pleno proceso de reasignación de activos. "Iremos poco a poco, aprovechando las oportunidades que nos vaya ofreciendo el mercado, que van a ser muchas", aseguran en esta firma.
Efectivamente, mientras se redistribuyen los pesos en las carteras las bolsas van a pasar un tiempo metidas en el túnel. Por ejemplo, firmas como Bank of America ya predicen caídas cercanas al 10% para este verano en la bolsa europea. Y la misma firma retrasa hasta el próximo mes de octubre el final del mercado bajista en Estados Unidos, donde índices como el Nasdaq ya ha alcanzado el 25% de caída. El proceso será largo, porque estamos ante uno de los mayores reajustes de carteras de la historia moderna.
Que los mercados de acciones tenían que pagar caro el final de la fiesta de los tipos negativos y del manguerazo interminable de los bancos centrales era evidente. Pero que tuvieran que hacerlo a esta velocidad por la presión insoportable de la inflación no estaba en el guión. Las pérdidas en las bolsas y los mercados de renta fija son cada vez más grandes. El mercado bajista se extiende a toda velocidad y mete el miedo en el cuerpo de inversores, analistas y gestores.
Inversor conservador
Con estas cartas sobre la mesa, los inversores con un perfil más conservador que han entrado en bolsa casi a la fuerza en los últimos años van a volver a la renta fija a través de fondos de inversión. El movimiento es muy violento a nivel global. En los productos más conservadores ya han entrado cerca de 5.000 millones de euros sólo en el mercado español, donde la tolerancia al riesgo de los inversores es muy inferior en comparación con la media del resto de los grandes mercados.
"Mientras el bono español a 10 años renta ya más del 2%, vienen meses complicados para la renta variable española. Si se confirman tres subidas de los tipos de interés en la zona euro este año, como los más agresivos estiman, la competencia para la bolsa va a ser máxima. Vamos a ver como aumentan las rentabilidades de los activos sin riesgo, como los depósitos, y como vuelven productos como los fondos garantizados" señalan fuentes bursátiles.
Por lo tanto, el mercado ha entrado de lleno en el reajuste de activos nunca visto en la última década. Ahora las oportunidades están en los bonos de nueva emisión que ofrecen rendimientos muy superiores, mientras que quienes ya estaban invertidos en renta fija y variable siguen sufriendo al máximo. Estos inversores cazados están abocados a vender con pérdida o aguantar una tormenta de gran intensidad. A cambio, quienes gozan de altos niveles de liquidez quizá estén ante una ocasión sin precedentes.