Su principal preocupación es la deuda al superar los 7.136 millones de euros. No obstante, el resultado de caja positivo de 58 millones de euros logrado tras su salida definitiva de Repsol (que ha supuesto el cierre a una etapa negra para el grupo) ha permitido reducir su apalancamiento en 563 millones de euros.
El negocio de concesiones, con el 90 % de sus activos no sujeto a riesgo de demanda, le confiere además a Sacyr una notable estabilidad. En este sentido, los operadores recuerdan el importante contrato del proyecto concesional en la región colombiana del Valle del Cauca, cuya inversión alcanzará los 800 millones de euros.
El proyecto, ejecutado para la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), prevé la puesta a punto de 155 km de vía existentes, la rehabilitación de 15 km, la mejora de 33,7 km, así como la construcción de otros 35 km de vía nueva. El proyecto abarca el mantenimiento y operación de un total de 244 km durante 27 años.
Un contrato que viene a consolidar la cartera de contratos futuros de Sacyr que al cierre del primer semestre superaba los 49.600 millones de euros tras cerrar importantes contratos en Chile, Irlanda del Norte, Estados Unidos y Canadá.
Con todo, y a pesar de contar con el respaldo de buena parte del consenso del mercado, la cotización del grupo de concesiones no acaba de arrancar. El precio objetivo medio se sitúa en 3,4 euros por acción. Esta valoración supone un potencial alcista de más del 50 % desde su actual cotización de mercado sobre los 2,3 euros, pero la realidad es que la pesadez de su cotización sigue desesperando a los accionistas.