Chinos de Hong Kong y de la propia Republica China representa el 90% de sus inversores extranjeros. El resultado del éxito del Inmigrant Investor Program. con sus diez años en funcionamiento, por un lado, e inquietudes del inversor chino, máxime después del tormentoso último Congreso del Partido comunista, fricciones por el confinamiento y amenazas de recorte de las ya limitadas libertades, está claro: ciudadanía irlandesa.
Ninguna penalización fiscal mediante impuestos sobre el patrimonio o las grandes fortunas. Ninguna restricción en el mercado inmobiliario. Amenazas ya ciertas en España y aderezando otras en las cocinas de Podemos.
La excepción española
En la Unión Europea no existe el impuesto del Patrimonio en ninguno de los Estados miembro salvo en España. Una fuente de discriminación entre nuestras Comunidades Autónomas que ahora se quiere combatir y anular con el impuesto a las grandes fortunas. ¿Cómo de Grandes? Una manera de ahuyentar al inversor extranjero con buenos propósitos.
Los jóvenes y bien intencionados miembros de esta formación no sé si han reflexionado sobre los efectos que tuvo la “congelación de alquileres”, vigente durante toda la dictadura franquista, en el parque inmobiliario. Por un lado, una expropiación de los propietarios; por otra la degradación de los edificios. Nada de reparaciones o conservación de fachadas.
Los países comunistas siguieron un patrón parecido, pero ampliado. Nacionalización de los pisos y obligación a que los antiguos propietarios compartieran la vivienda con los inquilinos que decidieran las autoridades. La degradación de las viviendas estaba a la vista de todos. Yo fui testigo presencial durante los cinco años que viví en Rumania y viajé por mi trabajo por, Bulgaria o Yugoslavia. El nutrido trajín por la Calle Tito de Belgrado, como me comentó el representante de la República Española en la Yugoslavia de Tito, no era otra cosa que la respuesta, con los pies, de los moradores de los pisos compartidos
El Portugal de Salazar también impuso la congelación de alquileres. con la consiguiente degradación de las ciudades, Lisboa era todo un ejemplo, y la paralización de la construcción. ¿Cómo no van a subir los alquileres si la oferta de viviendas se quiere paralizar? Las soluciones son complejas, pero por lo pronto nada de fantasías.
El año próximo hay elecciones en un país, España, con una creciente clase media y un ingente número de trabajadores cualificados. En los viejos tiempos de la dictadura, cuando todavía la economía de mercado estaba cociéndose, los ahorros se guardaban en las cartillas de ahorro o los más agraciados con la fortuna invertían en Bolsa, pocos, muy pocos en el inmobiliario. La ley Boyer que descongeló los alquileres marcaría un antes y un después.
Déjese en paz la regulación de alquileres y sigamos la pauta europea con el impuesto del Patrimonio. Nos ha ido de perlas con la libertad económica, el impuesto sobre la renta de las personas físicas y aceptablemente con el de sociedades y no digamos el IVA. ¿Qué buscan vuestras mercedes en el bolsillo de los ahorradores, perder votos y paralizar la iniciativa privada en nuevas construcciones? ¡¡Que quilombo!! que dirían nuestros compatriotas lingüísticos del otro lado del Atlántico.