La eléc­trica ha abierto las puertas de las des­in­ver­siones para afrontar la subida de tipos y la in­fla­ción

Iberdrola, entre la encrucijada del alza de los tipos de interés y sus elevadas inversiones

La ex­pan­sión in­ter­na­cional de EEUU co­loca a Galán ante una te­si­tura menos fa­vo­rable

Galan, analistas
Ignacio Galán, ante los analistas.

La poco fa­vo­rable si­tua­ción eco­nó­mica mun­dial, una in­fla­ción dis­pa­rada y la subida de los tipos de in­terés (este miér­coles lo hizo la Fed, aunque solo en un cuar­tillo de punto) hace mella en las in­ver­siones de mu­chas em­pre­sas, como es el caso de la más am­bi­ciosa en este te­rreno, Iberdrola. La eléc­trica que pre­side Ignacio Galán -uno de los fe­nó­menos in­dus­triales y bur­sá­tiles de los úl­timos año­s-,­fuerza un es­tudio de al­gunos de los pro­yectos y ha mo­di­fi­cado, con muy bajo per­fil, su es­tra­tegia de in­ver­sión en ener­gías re­no­va­bles.

Primero ha sido el mercado de España, donde la eléctrica se ha desprendido recientemente de un 49% de la cartera de proyectos renovables por 600 millones de euros. Y está en marcha la búsqueda de un socio financiero para el mega proyecto marino de la filial Avangrid, conocido como Commowealth Wind, en Massachusetts (EEUU).

Para realizar este proyecto eólico marino de 1.232 megavatios de potencia instalada, se barajan unas inversiones por parte de la filial Avangrid de 4.000 millones de dólares. Una cifra que antes del conflicto entre Rusia y Ucrania se consideraba factible pero que ahora se cuestiona su viabilidad económica.

Iberdrola acaba de vender recientemente un 49% de su cartera de renovables en España a Norges Bank, valorada en 1.200 millones de euros -ha ingresado 600 millones-. Anteriormente, había vendido otro 49% del parque eólico marino Wikinger a la firma suiza Energy Infrastructure Partners (EIP) por 700 millones de euros.

Todo ha cambiado por la guerra de Rusia y Ucrania

Desde que estalló la guerra hace un año de Rusia contra Ucrania, soplan malos vientos para las energéticas. A la mayoría de las compañías les ha pillado con el pie cambiado en su estrategia financiera. Acostumbradas la mayoría a vivir con una política relajada de tipos de interés, de pronto todo ha sufrido un vuelco y la liquidez con la que contaban puede resultar insuficiente para soportar la deuda y las inversiones en las que se han metido.

De ahí que las inversiones que se barajaban en los planes estratégicos tengan que modificarse a la baja o tener que desinvertir a marchas forzadas. Iberdrola se encuentra en esta situación de riesgo. La energética se encuentra con una deuda neta a justada que a finales de octubre de 2022 ascendía a 42.293 millones de euros. Esta cifra supone un aumento de 7.025 millones respecto a 2021. Y todo debido a las elevadas inversiones que la compañía ha desarrollado en el pasado ejercicio y que en los últimos años viene realizando.

“La compañía cuenta con 24.000 millones de euros de liquidez para cubrir 15 meses de vencimientos de deuda en un escenario de estrés en el que se incluye la compra de PNM Resources”, afirmó el director financiero de Iberdrola, José Sáinz Armada, en la presentación de los resultados de la utility. Galán, máximo ejecutivo de Iberdrola, avaló las palabras del director financiero recalcando que la compañía disfrutaba de una solidez financiera encomiable pero también abrió la puerta de par en par para posibles desinversiones de activos, algo que ya está sucediendo.

Un plan de inversiones muy agresivo

Y es que Iberdrola, se ha metido en un proceso de inversiones que, con la situación actual puede comprometer su futuro. En la celebración del último Capital Markets, en Londres, Galán anunció que Iberdrola invertirá 47.000 millones de euros en el periodo 2023-2025 para impulsar la transición energética, el empleo y las emisiones cero en carbono. El 80% de estas inversiones se destinarán a países con calificación crediticia A, marcos regulatorios estables y objetivos de electrificación. Estados Unidos será el país que recibirá una mayor partida de inversiones con el 47% de las mismas.

En España, las inversiones superarán los 6.000 millones de euros en tres años, equivalentes al 13% del total, en línea con la media de los tres últimos ejercicios. Reino Unido será el segundo país donde Iberdrola apostará con un 16%. Además, la eléctrica impulsará la diversificación geográfica a través de un enfoque adicional en países como Alemania, Francia y Australia a los que destinará el 13% de los 47.000 millones anunciados por el máximo ejecutivo de la compañía.

El crecimiento de la compañía estará centrado en redes eléctricas donde se destinarán unos 27.000 millones de euros hasta alcanzar una base de activos de 56.000 millones de euros en 2025. El negocio de renovables será muy selectivo con una partida de 17.000 millones y una previsión de lograr los 52.000 MW al final del periodo.

Solidez financiera pero con riesgo

Galán afirmó en Londres ante los analistas, que el nuevo plan estratégico 2023-2025 se orquestará dentro de una cuidada solidez financiera, que permitirá al grupo energético preservar los niveles de rating de crédito. “Nuestra estrategia a largo plazo está resultando más adecuada que nunca en el escenario actual. Estamos mejorando nuestra solidez financiera y aumentando nuestras perspectivas de Ebitda y de beneficio neto para 2025, además de mantener nuestras previsiones a largo plazo hasta 2030. Igualmente nos permitirá aportar más valor a los accionistas”, señaló el presidente.

El Ebitda se situará en 2025 entre los 16.500 y los 17.000 millones de euros, con una tasa de crecimiento medio del 8-9%. El beneficio neto previsto aumenta hasta una horquilla entre los 5.200-5.400 millones de euros, lo que supone un aumento anual de entre el 8% y el 10%.

El dividendo crecerá en línea con el beneficio neto (65-67%), con una previsión de entre 0,55-058 euros por acción en 2025, con un suelo de 0,46 euros en 2023-2024 y 0,50 euros en 2025.

Estas estimaciones fueron anunciadas el pasado 9 de noviembre cuando los tambores de la crisis financiera comenzaban a sonar fuerte y aun así Galán se mostraba muy optimista respecto al futuro. Tres meses después, Iberdrola ha comenzado a recoger velas y frenar su expansión en Estados Unidos. Los tipos de interés han empezado a hacer daño.

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