Y eso que los precios de alimentos como los cereales, aceites, lácteos, carne o azúcar han registrado once descensos mensuales, equivalentes al 19%, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En una reciente declaración conjunta sobre seguridad alimentaria, el FMI y otros organismos mundiales han advertido que se debe reforzar el apoyo a los colectivos más vulnerables, facilitar el comercio y el funcionamiento del mercado y eliminar los subsidios perjudiciales. “Es preciso adoptar medidas más concertadas en estas tres esferas clave para evitar una crisis prolongada”, indicaron las máximas autoridades del Banco Mundial, la FAO, el FMI, la Organización Mundial del Comercio y el Programa Mundial de Alimentos en una declaración conjunta.
Dos de los mayores exportadores mundiales de trigo y otros cultivos han entrado ya en el segundo año de guerra, “lo que implica que muchos países vulnerables aún se verán afectados por una agudizada inseguridad alimentaria”. Estados débiles, oprimidos por conflictos internos donde viven nada menos que 1.000 millones de personas.
Precios disparados
La guerra en Ucrania disparó el precio de determinados alimentos. La mayor subida se produjo entre los productos oleaginosos, que llegaron a encarecerse hasta un 150%, mientras los cereales subirán en el entorno de un 65% y los lácteos algo más de un 50%. Todos ellos productos básicos en la dieta humana. Sobre todo en países en desarrollo.
“La nueva Ventanilla para Shocks Alimentarios hasta ahora ha brindado apoyo a Guinea, Haití, Malawi y Ucrania. Además, nueve países en situación de inseguridad alimentaria aguda se beneficiaron del apoyo financiero del FMI mediante programas nuevos o en curso dirigidos a reforzar las redes de protección social y las políticas con el objetivo de ayudar a hacer frente al impacto de la crisis de alimentos”, asegura Jeff Kearns, funcionario del FMI en el área de comunicación de políticas y jefe de redacción del blog de esta institución.
Ucrania es un país conocido con el sobrenombre del granero de Europa, por lo que la invasión rusa ha provocado un desabastecimiento de cereales no sólo en este continente sino en todo el mundo. Al mismo tiempo, este país es uno de los mayores productores de fertilizantes, por lo que las cosechas en todo el mundo se han encarecido de una forma muy importante en el último año, situando al mundo en una encrucijada alimentaria muy peligrosa.